El capitalismo consciente ya está entre nosotros

El capitalismo consciente ya está entre nosotros

Artículo escrito por @RobertKarro socio director en MRC International people training.

En palabras de Gregory David Roberts no solo se trata de ganar dinero, sino cómo lo hacemos: Si no sentimos respeto por la forma en que ganamos dinero, este dinero no vale nada. Si no sirve para mejorar la vida de nuestras familias y seres queridos, no tiene propósito alguno.

Este es el sentido que inspiró a John Mackey y Raj Sisodia, autores del Capitalismo Consciente.

Por otro lado, Bob Chapman, quien desde la práctica ha desarrollado con éxito este pensamiento liberador de las empresas del siglo XXI, ha dejado su testimonio plasmado en su último libro Everybody MattersTodo el mundo es importante -, cuya traducción al español ha sido patrocinada por MRC International people training.

Bob Chapman ha demostrado que las empresas que ya han cambiado su mindset tiene un nuevo estilo de liderazgo, que no sólo tiene conductas de compromiso racional con su trabajo, sino que están emocionalmente ligadas a él y el resultado es contagioso. Sorprende que, con esta filosofía, la dignidad de la persona es primordial. Y sus resultados demuestran su eficacia: USD$ 3.000 millones de facturación con solamente 18.000 personas en 133 compañías, repartidas en 4 continentes.

Capitalismo Consciente es servir a los demás. Todos los stakeholders son autoconscientes y saben cuáles son sus motivaciones y convicciones más profundas basadas en valores humanos intrínsecos.

Los líderes conscientes tienen una alta inteligencia emocional, que no es más que una gran apertura de ingreso a los valores, propósitos y motivaciones más profundas. Es la que nos ayuda a encontrar el sentido de nuestra propia vida y trabajo. O sea, nuestro Propósito. Los líderes conscientes logran que la organización alcance sus propósitos superiores.

Tal estilo de liderazgo no es un rasgo, es algo auténtico. Está acompañado con una certeza interior que mueve el corazón de todos los involucrados en la empresa.

La inteligencia emocional permite ver el panorama general y cómo se interrelacionan las partes. Permite adelantarse a los acontecimientos y prevenirlos, los líderes son intuitivos y pueden planificar a largo plazo. No ponen parches a los síntomas, sino que van a la raíz de los problemas. Y se sienten en comunión con el entorno. ¿O acaso somos de una sustancia diferente del resto de la naturaleza?

Una forma de desarrollar la inteligencia de sistemas consiste en comprender las leyes naturales y cómo se relacionan los seres vivos. Muchos lideres empresariales y políticos van de crisis en crisis y llegan a puntos críticos. Toman medidas drásticas, muchas veces sin éxito. Los líderes conscientes con visión y sentimientos panorámicos predicen, preparan y así, evitan la aparición de la mayoría de los problemas.

Sin vocación de servicio no hay liderazgo. Los líderes conscientes saben que ayudar a los demás les genera más bienestar, crea valor para quien da y para quien recibe, y para el resto de la comunidad. Los líderes servidores asumen valores transpersonales como la bondad, la justicia, la verdad, el amor, la ilustración de los demás, porque los elevan a niveles superiores de consciencia.

Los líderes conscientes son íntegros y esto supone hacer lo que está acorde con nuestros valores, incluso si supone un alto coste personal.

Cuando los líderes aúnan su capacidad intelectual con su capacidad para ocuparse de los demás, más allá de ellos mismos, logran un poder real. Una organización llena de miedo es incapaz de crear e innovar. Desde el control y una actitud a la defensiva, no se producen grandes avances.

El éxito consiste en mejorar el entorno y la sostenibilidad. Asumen la responsabilidad de cambiar las cosas, no fuerzan, inspiran y motivan para que sus colaboradores cambien por su propia iniciativa.

Los líderes del futuro son emprendedores del sentido, según palabras de Raj Sisodia.

Su sola presencia hace cuestionarnos la identidad y el propósito. Gardner ha descubierto que los buenos líderes cuentan tres tipos de historias: quien soy, quienes somos, a dónde vamos.

Ayudan a sus colaboradores a crecer y a evolucionar, valoran los talentos y dones y les ayudan a desarrollar sus puntos fuertes para que puedan tener éxito. Las empresas crecen gracias a las personas y las personas se merecen también este crecimiento.

Los lideres deben tomar decisiones morales. Es fácil optar entre dos opciones buenas. ¡El resto está servido!

Cuidado con los lideres carismáticos. Se trata de predicar con el ejemplo, no de encantar y seducir. Los líderes carismáticos crean organizaciones que dependen de ellos, y pueden caer en la trampa de su egolatría. Un líder consciente sabe que está de paso, que su renuncia siempre está sobre la mesa, desde el momento que se incorpora a cualquier organización.

¿Pero sabes qué aportan los verdaderos líderes conscientes? Según John Mackey y Raj Sisodia su gran valor es crear culturas conscientes, basadas en la confianza en todas las instancias de la empresa, no sólo hacia el interior sino hacia la sociedad.

¿En qué se sustentan estas culturas?

  1. Responsabilidad: Cada persona de la empresa es responsable ante sí mismo, ante sus directivos, sus compañeros, los clientes, los proveedores, y la sociedad en general.
  2. Cuidado de los demás: Las culturas conscientes se comportan reflexiva y auténticamente con un alto sentido de la protección hacia los demás.
  3. Transparencia: No sólo en las conductas, sino en los libros de contabilidad. Porque los planes de mejora están asociados también a la mejora económica y cada quien debe saber hasta dónde puede llegar.
  4. Integridad: El amor a la verdad está por encima de todo, un error es aceptable siempre, el engaño nunca.
  5. Igualitarismo y lealtad: A todas las personas se las trata con dignidad y respeto, la política de puertas abiertas reemplaza al modelo de inaccesibilidad. Los agentes son leales entre sí y con la empresa.

Algo se ha movido en medio de tanto desconcierto, y cómo dicen los autores del Capitalismo Consciente, este movimiento ya es tangible en muchas empresas, o al menos, se ven indicios de estos nuevos aires. Los valores no están reñidos con los resultados tan anhelados por todos, sino que, al contrario, cuánto más alto es el propósito y el sentido organizacional, mayor es su rentabilidad, no sólo en la cuenta de resultados, sino en la humanización de nuestro planeta.

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