El tren de la vida – ¿En qué vagón estás tú?
El tren de la vida – ¿En qué vagón estás tú?
Hoy, nuestro compañero Joan Basté nos presenta un mensaje vital en los tiempos de hoy. Se trata del Tren de la Vida; un tren de tres vagones: Pasado, Presente y Futuro. Veamos cómo funciona…
Cuando en un entrenamiento pregunto ¿en qué vagón pasamos cada segundo de nuestra vida? Las respuestas no se hacen esperar y, además, son unánimes: en el Presente. ¿Es esto correcto?
Pues creo que a medias, ya que, si bien es cierto que físicamente estamos siempre en el presente, ¿dónde estamos mentalmente? pues muchas veces, demasiadas veces, en un pasado, que ya no existe, o en un futuro, que aún no ha llegado. Sí sí, esta es la realidad de cómo gestionamos nuestro tiempo y nuestras energías.
Como he comentado, el pasado ya no existe, pero nosotros nos empeñamos en traerlo constantemente en forma de sentimientos de culpabilidad, lamentaciones…, o sea, estados mentales negativos. ¡Cuánta pérdida de tiempo y energías!
Y con el futuro, ¿qué hacemos? Pues actuamos de manera parecida. El futuro aún no ha llegado, nunca vivimos en futuro, pero nosotros también nos empeñamos en vivirlo anticipadamente, y ¿cómo? pues a menudo de forma apocalíptica: Preocupaciones, temores, aquello que pasará, todo irá mal, no saldremos de ésta, y un largo etc., que lo único que hace es bloquearnos, situarnos en un mar de dudas y confusiones, que nos llevarán, con toda probabilidad, al fracaso, a la enfermedad y a la infelicidad. ¡No! ¡No lo permitamos!
Entonces, os preguntareis, ¿es que el pasado y el futuro no son importantes? ¡Sí que lo son! ¡Y mucho!… si los sabemos gestionar adecuadamente. ¿Qué nos interesa del pasado? pues las experiencias de vida, las lecciones, el aprendizaje… todo aquello que, si lo llevamos a nuestro presente, nos ayude a mejorar nuestras capacidades, nuestras fuerzas, nuestra actitud, para que estemos, en definitiva, ¡en plena forma! Y con el futuro, ¿qué procede hacer con el futuro? Lo que no podemos hacer, como he comentado antes, es anticiparlo, y menos de forma apocalíptica. Lo que sí procede es, desde un presente fuerte y poderoso, crear nuestro propio futuro. Nos hemos de proyectar nosotros al futuro, con objetivos, con planes de actuación, con ilusión, con entusiasmo, con pasión… alejando todos los fantasmas que nos quieren condenar al desastre. Seamos creativos, optimistas, tengamos fe en nosotros mismos, en nuestras posibilidades –que son más de las que nos pensamos-. Abramos los ojos a nuestro futuro, no al futuro que nos quieren imponer los mensajeros de la desgracia. No fallemos en lo que es más esencial, la gestión de nuestras emociones.
Sí, hemos de situar el pasado y futuro en nuestro presente, lo que popularmente se conoce como Carpe Diem –aquí y ahora-. Todo nuestro tiempo y energías en el presente, para construir, desde este presente renovado, el futuro que nos merecemos.
Así que, a modo de resumen, decir que el mensaje que hoy comparto nos quiere convencer de que… ¡el futuro depende de nosotros! ¡Hemos de seguir cuidándonos! Aprovechemos este confinamiento para ser cada día mejores. Descubramos que la libertad principal no es la física, sino la mental.
Autor: Joan Baster – Entrenador MRC International people training