La Felicitación

La Felicitación

Artículo escrito por @Óscar Yeves, Socio – Director en MRC International people training.

Está claro que el ser humano para sobrevivir necesita alimento, agua y oxígeno. Sin embargo, en demasiadas ocasiones olvidamos que sobre todo lo que necesita son caricias.

William Faulkner escribe

“entre el dolor y la nada prefiero el dolor”

Esta frase ilustra un principio cuyo origen está en un discípulo de Freud que lo titula “La economía de las caricias”.

Una explicación está en que los humanos para desarrollarnos necesitamos la caricia externa; y no necesariamente se refiere a la de contacto de piel con piel, sino que una caricia externa también es una mirada, un gesto amable, un mensaje, una mano en el hombro, una sonrisa, un feed-back o una crítica constructiva. Todos son signos de reconocimiento.

Acudo a una analogía para profundizar: me pierdo en un desierto, llevo un par de días caminando ya sin agua, mi vida corre peligro y me encuentro un charco putrefacto. En circunstancias normales, su hedor me echaría para atrás. No dudemos que si estamos en el desierto nos tiraríamos de cabeza al charco. ¿Os suena la expresión “nunca digas de esta agua no beberé”? Por eso W. Faulkner dice que entre la nada y el dolor prefiero el dolor. Si no obtengo ninguna caricia, consciente o inconscientemente, buscaré la negativa antes que no tener ningún tipo de atención o de reconocimiento.

Esto es importante en el desarrollo personal, en el trabajo en equipo, en la dirección de personas. En demasiadas ocasiones cuántos comportamientos disfuncionales vienen provocados por este deseo de no ser invisibles.

¿Qué ventajas tiene por tanto La Felicitación en el día a día? En general todos queremos hacer las cosas bien y en ocasiones incluso mejor; a veces deseamos dar más de lo que nos han pedido. ¿Cuántas veces se recibe el silencio por respuesta? Por desgracia a veces se escucha algo del tipo: “Eso lo hacemos todos”, o “está incluido en la nómina”. Este tipo de respuestas termina matando el compromiso con la tarea y con la propia organización. Cuando alguien a tu lado realiza algo merecedor de una felicitación, hazle ver que te has dado cuenta. Si valoras su tarea, a quien reconoces es a la persona.

¿Qué características debe tener toda felicitación? Tú decides sobre qué cuestiones has de felicitar a una persona, pero si lo llevas a cabo, es necesario que sea sincera. Que internamente tú valores de verdad el trabajo realizado. Otra característica es que sea sobre lo concreto, es decir, que la persona vea que está justificada. Esto es, menciona la razón por la cual es merecedor de la felicitación. También es necesaria que sea inmediatamente, ya que, si esperas a que entregue el trabajo completo o a un momento mejor, se termina olvidando o peor aún: en la entrega del trabajo completo habrá aspectos que sea necesario corregir y éstos destacarán sobre aquellos merecedores de la felicitación. Y, por último, que la felicitación sea gratis. Si tú felicitas a una persona para que posteriormente realice otro trabajo, a eso se le llama manipulación.

No cuesta nada generar un ambiente de confianza donde nos digamos no solo las cosas a mejorar sino lo que hacemos bien. Existe una premisa muy inteligente que dice: “si tú estás bien yo estoy bien”.

Oscar Wilde decía que “el egoísmo inteligente es que los demás estén muy bien para que yo esté algo mejor”.

Se trata de respetar, cuidar, dar alas…

Por tanto, despleguemos la atención para descubrir cada día aspectos, tareas, gestos de los que nos rodean para acariciarles.

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